Quietud Dinámica ✦ Especialista en Terapia Vascular BEMER
Noelia Otero atendiendo a una mujer joven tumbada en una camilla con la isla de Tambo al fondo

¿Cuántas sesiones necesito?

Noelia Otero realizando una sesión de Quietud Dinámica a una paciente que se encuentra tumbada en una camilla al aire libre

Aunque en muchos casos ya desde la primera sesión se pueden apreciar cambios sustanciales, suelen hacer falta entre 3 o 4 sesiones, con un intervalo aproximado de 20 días entre cada una, dependiendo del motivo de la visita, para advertir y ser consciente de cambios significativos. Pero esto va a depender de muchos factores, tanto internos como externos.

Además de ello, es necesario crear una relación de confianza que no se produce de la misma manera en todas las personas. Se trata de un proceso lento en el cual la confianza va madurando con el tiempo.

Por todo esto, la pregunta que parece muy útil plantearse no es la cantidad de sesiones, sino cuánto tiempo estamos dispuestos a darnos a nosotros mismos para escuchar, gestionar, entender, digerir, aceptar y liberar los bloqueos acumulados.

Si bien es cierto, en la actualidad hay una tendencia en la cual nos hemos acostumbrado a esperar que nuestros problemas se resuelvan de manera casi instantánea o descargando la responsabilidad en el otro (desempoderándonos, así, de nuestro propio proceso). A veces es necesario hacernos ver que debemos pasar por un proceso de reequilibro más profundo y complejo. En este sentido, no se estipula un tiempo de determinadas sesiones, ya que sería limitar el potencial de evolución la persona. Tu cuerpo posee una inteligencia innata y es el único que conoce el plan establecido para ti. Tan sólo escúchalo y confía.

Cada persona es un mundo y cada uno tenemos nuestra propia historia de vida impresa en nuestro disco duro interno, de la cual no se habla en ninguno de los libros que pueda encontrarme a lo largo de mi carrera profesional.

Por eso, te invito a que vayamos más allá de las técnicas y que te permitas explorar y te des permiso de empoderarte en tu propio proceso. Que empieces a confiar y a creer más en tu potencial y en el de tu cuerpo para solucionarse a sí mismo, sin la necesidad de intervención, juicio o manipulación externa de ningún tipo.

Respóndete sinceramente: ¿tendrías el coraje de enfrentarte a tu proceso personal, tus miedos, inseguridades más profundas, tan sólo confiando y permitiéndole a tu cuerpo que haga su propio trabajo? Si la respuesta es “sí”, aquí me tienes para acompañarte y guiarte en el camino.

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